MARTES SANTOS
El recorrido atraviesa el casco antiguo de la ciudad, con la Calle de Rivero como su vía principal, donde se congrega la mayor cantidad de público. La procesión inicia con la imagen de San Pedro, quien abre el desfile solemne.
Tras la lectura del sermón, la procesión se reorganiza: el paso de Jesús atado a la columna toma la delantera, mientras que la imagen de San Pedro lo sigue, simbolizando su arrepentimiento y llanto tras haber negado a Jesús.
Históricamente, esta procesión solía comenzar a las cinco de la tarde, un horario que propiciaba que la mayoría de los cofrades participantes fueran niños, ya que los adultos aún se encontraban en sus jornadas laborales. Debido a esto, la hermandad adquirió el entrañable sobrenombre de "Cofradía de los Rapacinos". Hoy en día, aunque la hora de la procesión ha cambiado, la participación infantil sigue siendo notable, conservando así ese afectuoso apelativo.
VIERNES SANTOS
La Cofradía participa en la Procesión del Santo Entierro, que se celebra el Viernes Santo junto con el resto de Hermandades avilesinas. En este solemne desfile, la cofradía porta la imagen del Cristo Atado a la Columna, manteniendo viva una tradición que forma parte de su identidad.
Desde el año 2022, la imagen vuelve a ser llevada a hombros, recuperando así una práctica histórica que se remonta a los orígenes de la cofradía. Este gesto no solo honra la memoria de sus fundadores, sino que también refuerza el sentimiento de comunidad y devoción que caracteriza la Semana Santa en Avilés.
SÁBADOS SANTOS
Procesión de la Resurrección, una emotiva procesión que tiene lugar la noche del Sábado Santo, marcando el final del periodo de penitencia y el inicio del gozo pascual.
En esta solemne procesión, la imagen del Apóstol San Pedro, llevada a hombros, avanza hacia el esperado encuentro con María y el Cristo Resucitado, en una representación llena de simbolismo y emoción.
Una vez realizado el encuentro, todos los cofrades se descubren, en un gesto que marca el fin de la penitencia y la celebración de la victoria de la vida sobre la muerte.
Este acto refleja la alegría y esperanza de la Resurrección, reforzando la renovación de la fe y el triunfo de la luz sobre la oscuridad.
La Banda marca el paso de las procesiones. Trabajo incansable, hermandad y cientos de horas de ensayo para que en las calles resuenen los tambores que marcan y guian el paso de los cofrades.
Son los hombros y pilares sobre los que recae el peso de nuestros titulares. Con el sacrificio de la carga pasean las imagenes con orgullo por las calles de Avilés.